Y en la parroquia se hizo silencio…
Y en la parroquia se hizo silencio…
Vuelvo a reiniciar la Web de la Parroquia de San Lázaro de Valencia, el 1 de mayo de 2020, después del silencio en que caímos a partir de la declaración del Estado de Alarma para evitar los contagios por el coronavirus.
Los primeros que hicieron silencio fueron los niños, muchachos y voluntarios del Refuerzo Escolar de nuestra Cáritas, por no exponerlos cuando se anunciaba y a la emergencia que venía. Así como también tuvieron que dejar de venir los niños de la Catequesis de Iniciación a los sacramentos y sus catequistas.
Aquel 15 de marzo era el tercer domingo de mes cuando debíamos tener el Retiro Espiritual por la tarde, pero ya no debíamos reunir gente ni celebrar las eucaristías abiertas a los fieles. Tuve que reconvertirlo en un tiempo de oración ante Jesús Eucaristía. Tres personas que me preguntaron si podían estar les dije que sí con la distancia y precaución obligadas. Ahí dimos inicio a un nuevo tiempo de oración intensa, en esta nueva época marcada por un virus que ha puesto en jaque a toda la humanidad.
Debimos suspender los dos Conciertos que teníamos acordados y anunciados, uno sobre cantatas de Bach para el 22/03 y otro de piano y clarinete para el 29/03. En plena Cuaresma queríamos que la música nos ayudara a la acogida de la belleza y a la interiorización.
Continué celebrando la Eucaristía en casa y descubrí que podía participarla por las redes sociales. Volví a celebrarla en el templo cerrado, transmitiendo a la comunidad de San Lázaro por medio de Youtube en nuestro canal: “ Parroquia San Lázaro Valencia ”.
Con ello vino el Triduo de la Semana Santa. Ayudado por tres personas, tomadas las medidas de precaución, celebramos solemnemente el Jueves, Viernes, Sábado santos y Domingo de Resurrección, participada a través de las redes, con una emoción especial por la nueva Pasión de la humanidad, compartida por el mismo Dios en su Hijo Jesús, ahora en los distintos Calvarios, en tantos lugares de la tierra.
Con el templo cerrado, no se cerró la Parroquia como Iglesia viva, que seguía viva en sus sacerdotes, religiosos y laicos que permanecían en la oración, y en los servicios que cada persona podía realizar. Pero la Parroquia no se cerró ninguna semana para cumplir con su misión de “hospital de campaña”, en metáfora del Papa Francisco, es decir, atendiendo desde Cáritas y su Economato a las familias más necesitadas. Es decir, cerradas las puertas del templo para el culto público, quedaron las puertas de la Parroquia y sus locales abiertas para los pobres y víctimas del confinamiento, sin poder ganarse algún ingreso y sin disponer de reservas para el sustento familiar sin nuestra ayuda.