Comenzamos el Adviento

Comenzamos el Adviento

Adviento es un tiempo para avivar la esperanza en la llegada de algo o Alguien que debe ser muy bueno para la humanidad. Ahora esperamos que pase pronto la pandemia por tanto sufrimiento que nos acompaña en los que enferman, se confinan en sus casas o mueren; y por tantos que van cayendo en desempleo y en la necesidad, cuando antes no lo había pensado que les llegaría. Y tanto como esperamos. Sí, pero ahondemos en nuestra esperanza, porque si no nos engañamos, tardarán en difundirse las vacunas y, aun cuando superemos el virus, vendrán unos años malos para la economía y el bienestar.

Y aun cuando todas estas consecuencias pasen, las personas no dejamos de ser frágiles y un día nos debilitamos y perdemos fuerzas, y otros días cunde demasiado el egoísmo y pronto advertimos que a unos les va bien y otros, en cambio, no acaban de salir adelante. Entonces, ¿no vendrá un día en que todos al levantar la vista veamos una tierra sostenible en paz, justicia y amor solidario? Debemos esperarlo. Necesitamos esperarlo. Pero los datos de la realidad son tozudos y nos tememos que la fragilidad humana pertenece a nuestra condición, y el egoísmo tienta muchísimo y nos lleva a buscar nuestro bien volviendo el rostro ante quienes no les va bien y nos interpelan en nuestra conciencia.

¿Cómo esperar lo que no es previsible que acontezca? No debemos desesperar en nuestro intento de llegar a ver lo que nos anuncia la llegada del Reinado de Dios: paz, justicia, amor. Pero los seres humanos no damos la garantía de que eso vaya a suceder para todos. En cambio, Dios nos lo promete. Y viendo la historia anterior a Jesús, conociendo y enamorándonos de Jesús y su Evangelio, creyendo en su Buena Noticia del amor de Dios, tenemos fundada esperanza de que el reinado de justicia, amor y paz llega, y nosotros podemos colaborar desde ahora. Dios garantiza el cumplimiento de su promesa. Los hombres con esa esperanza trabajamos para un mundo más justo y fraterno entre los hombres. Avivemos la esperanza en estas semanas de Adviento. Día a día, no ha de tardar ese mundo que anuncia la llegada del Mesías, el nacimiento de Jesús de una madre virgen. Para Dios nada es imposible. Pero ante nuestra libertad pide nuestra contribución, nuestro sí agradecido y fraterno.

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