Hoja de Aleluya

Parroquia de San Lázaro / Parròquia de Sant Llàtzer

Sábado, 6. A las 6 tarde, misa, en sufragio de Jovina dos Santos. A las 8 tarde, misa, en sufragio de Enrique y Remedios.

Domingo, 7. V del Tiempo Ordinario. A las 11, misa, en sufragio de los difuntos de la familia Gómez Bertomeu. A las 12’30, misa, en sufragio de los sacerdotes diocesanos recientemente fallecidos. A las 8 tarde, misa, por el pueblo

Lunes, 8. A las 10 de la mañana, por el pueblo. A las 8 de la tarde, para quienes trabajáis y al final de la jornada os retiráis con el Señor.

Martes, 9. A las 10 h., misa, por el pueblo. A las 8 tarde, misa, por el pueblo.

Miércoles, 10. A las 10 h., misa, por el pueblo. A las 8 tarde, misa, por el pueblo.

Jueves, 11. Lourdes. De 10 a 12, misa y adoración eucarística. Desde las 7 tarde, Adoración. A las 8, misa, por los que enferman o mueren en Latinoamérica.

Viernes, 12. A las 10 h., misa, por el pueblo. A las 6’15 tarde, Oración y Vida, abierta a todos, aunque lo realizamos telemáticamente, pedir al sacerdote ser invitados (Preparándonos para relanzar la evangelización). A las 8 tarde, misa, por el pueblo.

Sábado, 13. A las 6 tarde, misa, por el pueblo. A las 8 tarde, misa, por el pueblo.

Domingo, 14. VI del Tiempo Ordinario. A las 11, misa, en sufragio de los difuntos de la familia Gómez Bertomeu. A las 12’30, misa, por el pueblo. A las 8 tarde, misa, por el pueblo.

 


Un día en la vida de Jesús.

Marcos 1,29-39, al comienzo de sus relatos evangélicos, trae una síntesis de lo que sería un día en la vida de Jesús. Jesús iría a la Sinagoga por la mañana y a mediodía iría a casa, en Cafarnaúm era la casa de Pedro, y su mujer estaba acostada con fiebre. Se lo dicen a Jesús, se acerca, la toma de la mano, la levanta y se cura. Comieron y al caer de la tarde le traen muchos enfermos a los que cura. Descansa en la noche. Se levanta de madrugada aún sin amanecer, y sale a un lugar solitario para orar. Los discípulos se levantan y le buscan, le encuentran y le dice que le esperan en el pueblo para seguir curando. Jesús responde: “Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para esto he salido”. Así recorría Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Todo el relato desemboca en ese “vámonos a otra parte… a anunciar el reinado de Dios, que para esto he salido”. Se le ha llamado predicador itinerante, siempre en misión, sin hacer de sus capacidades en palabras y hechos un oficio del que vivir, asentándose en un lugar para su acomodo. Ese estar siempre en salida. Salió de la comunión eterna de Dios para encarnarse en nuestra historia, como uno de nosotros. Salió de Nazaret para encontrarse con el movimiento bautismal de conversión. Salió del Jordán y el desierto para la Galilea de los gentiles donde anunciar el reinado de Dios. Sale de Cafarnaúm hacia las otras aldeas y pueblos que también para ellos ha venido, ha salido.

Después saldrá de Galilea y subirá a Jerusalén para un cuerpo a cuerpo con la religiosidad del templo y los sacrificios. Por último, vivirá su definitivo éxodo o salida al Padre dejándonos con su Espíritu de salida para sus discípulos que debían hacer discípulos de todos los pueblos.

Esta dinámica de salida es la que Jesús nos revela esencial para la vida humana en plenitud. Es a lo que el papa Francisco está invitando a toda la Iglesia.

Pero atención. También en este relato paradigmático de un día en la vida de Jesús, contemplamos cómo sabe retirarse a la soledad e intimidad de la oración, a la intimidad con el Padre. ¡Tiempo, pues, para la salida, tiempo para el retirarse en oración! Tiempo para la palabra, tiempo para el silencio. Tiempo para los signos de sanación, tiempo para la espera y la esperanza. Tiempo y tiempos. ¡Armonía del tiempo de Dios y de los hombres, en los días ordinarios de nuestra vida!

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