Aleluya
Parroquia de San Lázaro – Parròquia de Sant Llàtzer
Sábado, 24. A las 6 de la tarde, misa. A las 8 tarde misa. A las 12 noche, misa de Noche Buena.
Domingo, 25. A las 12’30, misa de la Natividad, por difuntos de la familia Gómez Bertomeu A las 8 tarde, misa.
Lunes, 26. San Esteban. A las 7 tarde, misa, en sufragio de los difuntos de la familia Gil Tárrega.
Martes, 27. San Juan Evangelista. A las 7 tarde, misa.
Miércoles, 28. Santos Inocentes. A las 7 tarde, misa.
Jueves, 29. Santo Tomás Becket. De 10 a 12, misa y Adoración eucarística. A las 7 tarde, misa,
Viernes, 30. Solemnidad de la Sagrada Familia. A las 7 tarde, misa, en sufragio de Ramón Josefina y familiares difuntos.
Sábado, 31. San Silvestre. A las 6 de la tarde, misa. A las 8 tarde misa.
Domingo, 1. Santa María, Madre de Dios. A las 12’30, misa. A las 8 tarde, misa.
Navidad en tiempos de guerras y conflictos: Desde la historia que hace y padece el ser humano por su libertad, se ha dado de bruces con injusticias y muertes, pero también con generosidad y belleza de la vida. Hay momentos que todo parece inundado por la injusticia y la opresión y, entonces, clamamos al Cielo que contemplamos superior a sus fuerzas. De las religiones y sabidurías nos vienen formas de aclimatarnos a lo que nos sucede en la tierra. Aunque, de vez en cuando, vuelve el grito, porque las cosas no deberían ser como son, el ser humano se merece algo diferente de lo que se nos impone.
Cuando Dios en la revelación de Sí, testimoniada en la historia bíblica, se muestra a los humanos como Dios comprometido con ellos (Alianza) y como Dios Redentor de lo humano, vino un lenguaje muy esperanzador, por parte de los profetas. Era la imaginación utópica del ser humano y era la promesa de Dios a la humanidad: no nos creó para el fracaso. En adviento, Isaías ha ido expresando esta utopía y promesa: “De las espadas forjarían arados; de las lanzas podaderas…; no se adiestrarán para la guerra…, caminemos a la luz del Señor”. “Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé [un Mesías]… “¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite… Viene en persona y os salvará”.
Después de la experiencia trágica de los siglos XIX y XX, sabemos que, desde el poder, conseguido por revoluciones o aun por votaciones, se quiso imponer desde el poder la realización de las utopías humanas, para un nuevo futuro supuestamente mejor, cayendo en un presente peor. Las utopías se transmutaron hoy en ideologías, fortalecidas en nombre de supuestos derechos. La ideología dominante es el derecho a todos los derechos del individuo o de la nación. Y esto, por exigencia del respeto a las diferencias: liberalismo, relativismo e individualismo absolutos, que rompen la capacidad de alianza entre los seres humanos. ¿Cuál es nuestro mensaje para esta Navidad?
Lo que soñáis y esperáis es cierto, la justicia y la paz, la verdad y el bien, la belleza y el amor, vendrán y vencerán. Pero nos lo advirtió Balaam estos días: “Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto; avanza una estrella de Jacob…” (Núm 24,17). ¿Por qué no es ahora? Porque esa victoria no nos pertenece, no podemos tanto. Es de Dios y su amor misericordioso. Pero no faltan signos en nuestra historia, que anticipan la victoria del bien sobre el mal; son muchos, aunque no salgan en los noticiarios.
Ahora los cristianos ofrecemos un signo siempre actual: La Virgen está encinta y dará a luz un hijo, le pondrán por nombre Jesús, y la señal es esta: lo encontraréis recostado en un pesebre. Este signo, que culmina en la resurrección de Jesús, funda nuestra resistencia en fe, esperanza y amor fraterno, mientras hacemos frente a la insolidaridad humana en medio de las crisis económicas, sanitarias, climáticas, bélicas o de la naturaleza, finita en su evolución. Si Dios se hace humano, lo humano, por roto que lo veamos, encontrará en Él redención y liberación.