ALELUYA
Parroquia de San Lázaro – Parròquia de Sant Llàtzer
Sábado, 14. San Juan de Ribera. A las 6 de la tarde, misa. A las 8 tarde misa.
Domingo, 15. II del Tiempo ordinario. Infancia Misionera. A las 11:30, Bautizo de Jelsin Jared. A las 12:30, misa. A las 6 tarde, Retiro Espiritual sobre la sanación que nos aporta Jesús, abierto a todos, en local interior. A las 8 tarde, misa.
Lunes, 16. Beata Juana María Condesa. A las 7 tarde, misa. A las 8:30, Discipulado adultos Online.
Martes, 17. San Antonio Abad. A las 7 tarde, misa.
Miércoles, 18. A las 7 tarde, misa, en sufragio de María Jesús Gómez. Octavario de oración por la unión de las Iglesias cristianas. A las 7:45, Discipulado adultos presencial.
Jueves, 19. Adoración de 10 a 12, comienza con misa. A las 7 tarde, misa.
Viernes, 20. Santos Fabián y Sebastián. A las 7 tarde, misa. A las 7:45, Oración Comunidad de San Lázaro, presencial en el templo.
Sábado, 21. Santa Inés. A las 6 de la tarde, misa. A las 8 tarde misa.
Domingo, 22. III del Tiempo ordinario. Domingo de la Palabra de Dios. San Vicente Mártir. A las 12:30, misa. A las 8 tarde, misa.
El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo
Después del Bautismo, Juan el Bautista todavía nos ha de dar su testimonio sobre Jesús. Si las aguas del Jordán nos invitaban a nacer de nuevo, hoy se nos indica que eso es posible porque podremos sanar de nuestro pasado con el Dios manso y humilde que nos quita, nos borra, nos libera de las cargas que nos pesan, las heridas que duran, las frustraciones que nos disgustan. Son fruto del pecado del mundo que por falta de amor nos dejó con “dolencias de amor”. Sólo Dios viniendo a nosotros como cordero, con su mansedumbre y humildad, pero lleno de su amor sanador, sólo un Dios así en su Hijo Jesús puede borrar el pecado del mundo que se interponía entre Él y nosotros.
¿Cómo fue posible? Ofreciéndose Jesús, su vida y persona, en lugar de la multitud de corderos sacrificados en el Templo, con los que pretendían los israelitas superar los pecados y el pecado del mundo. Imposible. En cambio, no lo conseguían, seguía el pecado interponiéndose. Nosotros no podríamos liberarnos de él, si Dios mismo no nos liberara. Así vino a ser Jesús, el regalo, el don de Dios, el “Cordero” que Dios nos daba para que comprendiendo que Él no tropezaba ya con nuestros pecados, Él los quitaba para darnos acceso inmediato a su gracia sanadora y liberadora. Nos amó hasta el extremo.
Sí, pero vemos que el pecado del mundo sigue y nosotros caemos de nuevo bajo su peso, nos llegan tantas tentaciones… No importa. Ahora ya sabemos y creemos que nada ni nadie nos separará definitivamente del amor compasivo y misericordioso de Dios manifestado en su Hijo Jesús. Por eso en la liturgia cantamos que éste nos ha quitado el pecado del mundo, al menos, como impedimento para acceder a Dios, Él nos invita a empezar una y otra vez en el camino de la fe, podemos volver a Él, seguros de su acogida. Y, como Jesús siempre repite, tu fe te ha sanado, vete en paz y no peques más, no contribuyas a contaminar más este mundo con la falta de amor.