V Domingo Cuaresma: Comentario del Evangelio
Jesús no vino a señalarte, sino a rescatarte. Hoy te dice: empieza de nuevo. Mira cómo el Evangelio puede tocar tu vida. Lee nuestro comentario del Evangelio. En la Parroquia San Lázaro de Valencia siempre habrá espacio para ti.
Comentario del Evangelio
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más»
– Jn 8, 11 –
No penséis en lo antiguo, dice el Señor por medio del profeta Isaías, lo antiguo eran las obras que realizó el Señor en el pasado; ya visteis que Dios cumplió en el pasado, ahora no miréis hacia atrás, mirad que realizo algo nuevo, y va a ser algo más grande, y ya está brotando, ¿no lo notáis? ¿Qué obras de Dios vemos despuntar en la Iglesia y en el mundo? Miremos también nuestra vida, ¿vamos notando que la gracia de Dios está actuando en nosotros en este año del Jubileo? Si no sabemos percibir las obras de Dios difícilmente sentiremos la alegría pascual, se quedará en una noticia de un pasado, cuando Dios resucitó Jesús de su sepulcro, pero no un acontecimiento del presente que nos afecte a nosotros. Aspiremos a resucitar con Él.
Pablo hoy coincide en el mensaje: Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome a lo que está por delante corro hacia la meta. Dios hizo justicia a Jesús al resucitarle y nosotros lo creemos. Ahora lo revivimos, la justicia que procede de Dios y se apoya en la fe nos ayuda a conocerlo a Él y la fuerza de su resurrección. ¡Que no nos pase desapercibida la fuerza de la resurrección entre nosotros!
Al no estar pendientes de nuestra conversión que nos lleva a una vida nueva en Cristo Jesús, resucitados con Él, caemos fácilmente en la tentación de señalar con el dedo o con la mirada a los pecadores de los que nos enteramos: “La Ley de Moisés nos manda apedrear a esta mujer sorprendida en adulterio; tú, qué dices”. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo… El que esté sin pecado tire la primera piedra. E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
No se nos dice qué pudo estar escribiendo Jesús. Gesto misterioso. Parece que Jesús se toma tiempo y nos da tiempo para recapacitar. Además, así, inclinado a tierra, ya no mira desde arriba ni desafía a nadie. Fue el gesto más convincente para dejar de acusar a nadie mirando desde arriba. Cuando se queda solo Jesús con la mujer, le pregunta dónde están los que te condenaban. Ninguno le había condenado, todos se vieron pecadores y no se atrevieron a tirar la primera piedra contra ella. Jesús nos dice hoy a cada uno o una: Yo tampoco te condeno, precisamente he venido a rescatarte, pero en adelante no peques más. Pasemos de las emociones religiosas tan a flor de piel en estos los días santos hagámonos fuertes en las virtudes cristianas.
