Fiesta de la Pascua
Para los judíos la fiesta de la Pascua incluía el sacrificio y la cena del cordero pascual el 14 del mes de Nissán. Para los cristianos no hace falta ya sacrificar el cordero, porque Jesús busca una relación con nosotros, ya no ritual ni sacrificial; basta con hacer la voluntad del Padre, basta seguir su proyecto de hijos libres en el amor agradecido, y proyecto de hermanos solidarios y generosos en favor de la vida. Así quedó Jesús señalado como el nuevo y verdadero cordero de Dio, que por su amor excesivo quita el pecado del mundo; al menos, le quita su poder mortífero y queda tan sólo como riesgo que corre el ser humano. Pero ni el pecado ni la muerte señalan nuestro destino; porque si caemos, hay redención, somos redimibles, se nos puede rescatar y resucitar, para la vida y para el amor. Que esto es así, es lo que celebramos en la Pascua con la Resurrección de Jesús: el bien vencerá sobre el mal, la vida sobre la muerte, el amor es eterno, porque Dios es la Vida y el Amor que genera vida y difunde amor. Es la fiesta que no tiene fin. Para los cristianos la fiesta, lo que celebramos ya no es la liberación de la opresión de Egipto sino la Resurrección que funda nuestra liberación del pecado y la muerte, y nuestra resurrección futura. Felices fiestas de la Pascua si sabemos y agradecemos lo que celebramos