Retiro espiritual. En San Lázaro. 17 de abril de 2016

Retiro espiritual. En San Lázaro. 17 de abril de 2016.

Tras la meditación sobre el hijo menor de la parábola, su salir y volver a casa, hoy, vueltos a casa, nos vienen nuevos temas a meditar.

Recordemos que salimos de casa como el hijo menor, huíamos de casa; nuestra vida estaba afuera; la buscamos afuera; crecer significaba salir, buscar ser nosotros por mil caminos de poder, de autoafirmación, de realización, de contactos, afectos… Fue bueno, pero la búsqueda no siempre encontró lo buscado. Un día descubrimos, como el hijo pródigo, que nos perdimos…, y nos perdíamos lo mejor. Había que salir, sí; pero había que volver, cuanto antes mejor, o aunque sea a última hora; y habrá que volver todas las veces que haga falta: “oleadas de retornos”, decíamos.

Hoy, nos situamos en la vuelta, y las nuevas experiencias que nos ofrece. Vuelves a casa y… casa es una comunidad de acogida, una familia, natural, de elección o espiritual; un movimiento o camino de espiritualidad; una comunidad parroquial; una pertenencia al Padre que nos hace hermanos y nos anima a tratarnos como hermanos; nuevos amigos, nuevos afectos espirituales, que llenan también nuestras necesidades afectivas más naturales: eras bien tratado, bien considerado, bien querido…, hasta que siempre llega algún momento en que descubrimos que estábamos pidiendo demasiado.

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