Antífonas de la O

El rezo litúrgico de la tarde o “vísperas” incluye siempre el canto del Magníficat de María, alabanza a Dios cuando visitó a su prima Isabel. Este cántico del Magníficat se introduce y concluye con una antífona propia en los días anteriores a la Navidad. Son las llamadas “antífonas mayores” o “antífonas de la O”. “De la O” porque todas ellas empiezan con la exclamación “Oh”, que en latín se escribe sin hache. Esto mismo ha dado origen a la advocación de “Santa María de la O”.

Estas antífonas recorren la semana anterior a la Navidad. Son siete: desde el día 17 al 23 de diciembre. Se compusieron hacia los siglos VII-VIII, y todas ellas cantan a Jesucristo esperado por todos los pueblos, así como las ansias con que la Iglesia anhela su venida. Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, pero entendido con la plenitud del Nuevo. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven pronto, Señor, ven Salvador».

En Latinoamérica, los religiosos misioneros las convirtieron y ampliaron en una devoción que es la Novena del Niño, desde el día 16, modo de preparar y desear el nacimiento de Jesús en nuestros corazones.

Día 17: Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!

Día 18: Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!

Día 19: Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más!

Día 20: Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

Día 21: Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

Día 22: Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!

Día 23: Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!