Reciprocidad en la diferencia Un pensamiento que puede traer luz
Desde hace unos años se levantan voces con mayor frecuencia e intensidad en favor de la mujer y la igualdad entre los géneros. Siguen la lógica de la emancipación de la modernidad, después de años y siglos de desigualdad e injusticias. Lo mismo está sucediendo en la Iglesia católica, voces de mujeres con mayor claridad y urgencia. El Congreso de Laicos en Madrid, Mujeres Teólogas, Forum de Cristians i món de hui en Valencia, el Foro de Laicos de la Diócesis de Valencia este sábado 7 de Marzo, son últimos signos de esta preocupación por el lugar que debe ocupar la mujer en la Iglesia. Hace cuarenta años en Italia aprendí una categoría de pensamiento que aún me sirve: «reciprocidad en la diferencia». No hay acuerdo sobre el hecho diferencial varón-mujer, y menos sobre el valor simbólico de la diferencia. Mientras haya diferencia que justifique injusticias, va a ser muy difícil valorar la diferencia entre varón y mujer, pero sería otra injusticia excluir totalmente al diferencia. Y ciertamente la palabra igualdad es una buena consigna contra las injusticias, pero pienso si no se haría mejor justicia a la realidad si insistiéramos más en la reciprocidad que nos debemos varones y mujeres. Esto no quita el respeto y aprecio de todos por las personas que no se identifican con su género biológico. Todos somos personas con dignidad. Y también ante estas personas me sirve el principio de reciprocidad en la diferencia. Lo que no puedo concebir es la autosuficiencia de género. Todos nos necesitamos y nos debemos la ayuda recíproca. Creo que este principio no anda lejos del Evangelio de Jesús. Por si sirve.