Bajar al Corazón: tema del Retiro de marzo

La Importancia del Corazón en Nuestra Vida Espiritual

El retiro de esta tarde ha comenzado con una invocación al Espíritu Santo y un momento de oración en el templo. El tema central de la meditación es «Bajar al Corazón», inspirado en el primer capítulo de Dilexit nos (Nos amó). El Papa Francisco enfatiza el papel del corazón como el centro de nuestra humanidad, una visión que redefine nuestra comprensión del ser humano. Más allá de la memoria, la inteligencia y la voluntad de la filosofía medieval, o las estructuras del subconsciente propuestas por Freud, el hombre es, ante todo, corazón.

En una sociedad donde constantemente huimos de nuestro interior, se nos invita a volver al corazón. La expresión latina cor ad cor loquitur (el corazón habla al corazón) cobra especial relevancia, tanto en nuestra relación con Dios como en nuestras relaciones humanas. La oración no es solo hablar a Dios, sino también escucharle desde lo más profundo de nuestro ser.

El Desafío de una Sociedad «Líquida»

Vivimos en un mundo que se ha convertido en «líquido», como describe el sociólogo Zygmunt Bauman. En este contexto, donde todo fluye y nada es consistente, y el Papa nos recuerda la importancia de anclarnos en el corazón habitado por Dios. Nos enfrentamos a una cultura donde los ritmos acelerados y la tecnología dominan nuestra atención, dejando poco espacio para la interioridad. Nos convertimos en «consumidores seriales», atrapados en la inmediatez y sin paciencia para los procesos que el crecimiento interior requiere.

El corazón es el único lugar donde podemos ser verdaderamente nosotros mismos, donde no podemos engañarnos ni ocultarnos detrás de máscaras sociales. Es el centro unificador de nuestra persona, donde otorgamos sentido y dirección a nuestra vida.

Bajar al Corazón: Una invitación a la oración

Para bajar al corazón, la primera posibilidad es desde la Escucha de la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios tiene el poder de penetrar hasta lo más profundo de nuestro ser, como se menciona en la Carta a los Hebreos:

«La Palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que una espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos, y discierne los deseos e intenciones del corazón

Escuchar la Palabra de Dios nos ayuda a confrontarnos con nuestras sombras y a descubrir nuestra verdadera identidad. Puede que en este proceso nos encontremos con debilidades, pecados o angustias, pero no debemos temer. Jesucristo, nuestro sumo sacerdote, comprende nuestras luchas y nos ofrece su gracia y misericordia.

El Silencio y la Soledad como Caminos de Interioridad

Otro medio fundamental para bajar al corazón es el silencio. Pasar del ruido externo a la introspección es esencial para cultivar nuestra integridad. En un mundo donde estamos acostumbrados a la sobreinformación y la opinión constante, el silencio nos permite escuchar lo que realmente ocurre en nuestro interior.

Este proceso implica descender del pensamiento a la experiencia, de la conversación al autoexamen, de las palabras al silencio. No se trata de una simple ausencia de sonido, sino de una escucha profunda. Al principio, cuando intentamos permanecer en silencio, emergen pensamientos, preocupaciones y ansiedades. Sin embargo, si persistimos, poco a poco accedemos a moradas más interiores, como lo describe Santa Teresa en El Castillo Interior.

El Papa nos ofrece una clave para facilitar este descenso: dejarnos interpelar por preguntas esenciales. Preguntas como «¿Quién soy realmente?«, «¿Qué sentido quiero que tenga mi vida?» o «¿Para qué me quiere Dios en este momento?» nos obligan a mirar hacia dentro y a abrirnos a la acción del Espíritu Santo.

«¿Quién soy realmente?«, «¿Qué sentido quiero que tenga mi vida?«, «¿Para qué me quiere Dios en este momento?«

Papa Francisco

La Escucha del Espíritu Santo a través de los Otros

Además de la oración y el silencio, otro camino esencial para bajar al corazón es la escucha del Espíritu Santo a través de los demás. No estamos solos en nuestro camino espiritual; nuestro corazón coexiste con otros corazones que nos ayudan a crecer en autenticidad. El Papa Francisco nos recuerda que un «personaje sin corazón» no puede llegar verdaderamente a los demás ni permitir que otros lleguen a él.

El encuentro con los demás es fundamental. A través del diálogo sincero y el reconocimiento mutuo, nos convertimos en personas completas. Somos personas porque nos hacemos persona en las relaciones, sobre todo, en la relación con Dios. Solo el corazón tiene la capacidad de acoger y dar un lugar al otro, de crear vínculos auténticos que superen el individualismo y el narcisismo de nuestra época. En palabras del Papa, «el corazón hace posible cualquier vínculo auténtico«.

La Oración Contemplativa: Dejar a Dios Ser Dios

Un paso más profundo en el camino del corazón es la oración contemplativa, que consiste en abandonar nuestras resistencias y dejar que Dios nos transforme desde dentro. Santa Teresa de Jesús decía: «Orar no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho». En estos momentos de oración en lo profundo, dejamos de trabajar nosotros y permitimos que Dios haga su obra en nosotros. Se trata de rendirse en el silencio y la confianza, dejando que Dios sea Dios en nuestra vida.

Los santos nos han mostrado que este tipo de oración puede llevar a grandes purificaciones, gozos místicos e incluso nuevas formas de comprender la vida. Aunque no todos hemos sido iniciados en esta práctica, podemos pedir la gracia de entrar en ella poco a poco. Dios nos trabaja de muchas maneras: a través de la oración vocal, la lectura espiritual, la meditación y los testimonios de vida de los demás.

«Orar no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho».

Santa Teresa de Jesús

Conclusión: Un Camino Abierto para Todos

El llamado a bajar al corazón no es solo para unos pocos, sino para todos. La clave está en cultivar el silencio, la oración y la apertura a los demás. Si bien algunos pueden experimentar momentos místicos en su relación con Dios, otros encuentran su crecimiento espiritual en la escucha de la Palabra, en el diálogo sincero y en el testimonio de vida de quienes los rodean.

Bajar al corazón es un viaje de autenticidad, de encuentro con Dios y con nosotros mismos. Es en el corazón donde descubrimos nuestra identidad más profunda y donde podemos reconocer la voz del Espíritu que nos guía. Que esta invitación nos anime a sumergirnos en el silencio, a escuchar con humildad y a vivir con el corazón abierto a Dios y a los demás.